El taray no suele exceder del tamaño de una mata, aunque en ocasiones crece mucho y forma un árbol corpulento, cuyo tronco se rodea de una corteza áspera. Las hojas que echa son delgadas, estrechas, parecidas a las del ciprés. Las flores se hallan en los extremos de los tallos, sostenidas por largos cabillos; son bastante pequeñas, de color encarnado por fuera y blanco por dentro. Se cría en las orillas de ríos y torrentes, tanto mejor si estos discurren por tierras arcillosas, calcáreas y más o menos salinas.
INDICACIONES: Astringente, Antidiarreico, Cicatrizante.
ACCIÓN: El taray es una planta astringente, puesto que en su composición encontramos muchas sustancias tánicas. Los taninos son sustancias aromáticas de sabor astringente, que tiñen y curten la piel. Son por lo general solubles en agua y precipitan los metales pesados; de ahí que muchas veces se utilicen como antídotos tras una intoxicación.
Desde antiguo se conocían las propiedades de este arbusto. Aunque también se le han atribuido otras virtudes, la más segura es su empleo en diarreas de cualquier etiología. Pero debemos recordar que, ante una descomposición, el empleo de hierbas no debe sustituir la visita al médico, sobre todo si la diarrea se da en niños o ancianos y además en
verano.
Lo más importante a tener en cuenta es reponer el líquido que se pierde así como las sales minerales. Si luego el médico prescribe el administrar alguna infusión astringente, entonces se puede tomar sin peligro no solo esta planta sino muchas otras de las cuales disponemos
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